A lo largo de estos 200 años, los chilenos y chilenas hemos recorrido un camino que ha derivado en un país con identidad y características que lo hacen único y especial. Son 200 años de amor por la tierra que nos ha visto nacer, crecer, vivir y ser quienes somos.

A partir de esto, surge la idea de crear un relicario que contenga en su interior una porción de nuestra tierra, recalcando su valor e importancia para quienes hemos vivido en ella. La identidad, el corazón de Chile, se refleja en la representación de la leyenda tradicional chilena de la Loica y su pecho colorado, que explica cómo esta pequeña ave adquiere ese color en el pecho debido a su nobleza y generosidad.

De esta manera, se crea una joya inspirada en nuestra gente, en la naturaleza de nuestra tierra y los elementos que extraemos de ella, como la plata, el cobre y el lapislázuli. Una pieza que combina estos elementos para representar el noble corazón de Chile y lo sagrado de nuestra tierra, como agradecimiento por nutrirnos durante 200 años.